Os dejo aquí un interesante experimento para que comprobemos, una vez más, el influjo de los demás en nuestros comportamientos; también, un síndrome, que creo que todos hemos sentido alguna vez, y un poema difundido por Nelson Mandela en el que nos incita a mostrarnos tal cual somos con total libertad y creyendo en nosotros mismos y en lo que los demás pueden aprender de nosotros.
Vamos, que no creo que os haga mucha falta, que ya sé que vuestra autoestima está por las nubes, pero nunca viene mal recordar que no debemos temer a destacar por nuestro talento, por nuestros éxitos o por lo que nos diferencia del resto, pese a tener claro que, por desgracia, vivimos en un país de envidiosos :)
¿Qué pensáis?
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